Era una apasionada del periodismo… para conseguir la noticia, la entrevista, o el informe no había ninguna condición. Viajó en un avión Hércules, a Perú, para el traslado de restos de jóvenes tucumanos que murieron en Machu Picchu: o se alojó en una residencia estudiantil en Madrid o en un convento en Nueva York. Era una estrella con alma amateur y pertenecía a la generación, casi en extinción, que sostenía que “periodismo es la manera más divertida de ser pobre”. Para ella que lo que ganaba en la profesión solo alcazaba para vivir y no pensaba en tener 4 por 4 u otros lujos.
Con otro grande del periodismo radial y televisivo, el querido y recordado Mario Escobar, trabajamos muchos años en las mañana de LV.12 y en L.V7. Era todo pasión, desde el minuto uno hasta que cerraba el programa y siempre quedaba mucho por decir. Pasaron muchos a nuestro lado, pero creyendo que la memoria me podía fallar prefiero no nombrarlos. Pero todos ellos, hoy, seguro que están llorando su partida.
Ella analizaba la política, pero creo que se equivocó cuando participó como candidata a legisladora y no salió. Recibió todos los premios de sus pares y del público, pero los que estaban en la conducción de la televisión tucumana, estaban en una posición adversa a sus pensamientos, por lo que su vuelta a la conducción de informativos era casi imposible. Solo la mano amiga del ex rector Mario Marigliano le ofreció para que trabajara en Radio Universidad hasta el final de su carrera.
Para ella no había medias tintas. Tomaba posición de un tema y lo decía aun no fuera políticamente correcto. Y eso en el periodismo nunca fue fácil.